CEDYAT DENUNCIA: BASURALES A CIELO ABIERTO
La problemática de los residuos sólidos urbanos se extiende por todo el país.
Un niño juega con la basura, respira vapores y otros elementos. Mientras tanto las altas temperaturas favorecen reacciones químicas que provocan desde un incendio hasta la propagación de enfermedades respiratorias y de piel. La acción transcurre en una pequeña localidad de las sierras cordobesas pero podría ocurrir en cualquiera de los 2000 basurales a cielo abierto que existen en el país.
La erradicación y prevención es fundamental ya que los basurales pueden propagar casi 100 enfermedades.
En el mundo existen sólo dos técnicas de disposición final de residuos ambientalmente adecuadas: el vertedero controlado o relleno sanitario donde los residuos son enterrados en fosas impermeabilizadas; y la incineración controlada. Esta última tecnología es utilizada principalmente en Japón y Europa, incluso ya existe tecnología para aprovechar gases como energía. En nuestro país por una cuestión de costo y por la existencia de espacios utilizables predominan los llamados vertederos controlados y la utilización de la basura como relleno.
La situación es preocupante y común a todo el país: El basurero de Paraná, a 10 minutos de la ciudad con 10 hectáreas a cielo abierto; los basureros de las sierras de Córdoba, cuya erradicación avanza lentamente con un programa específico solo lleva cerrados algunos de los basurales de la zona de las denominadas Sierras Chicas y Calamuchita principalmente; en la provincia de Santa Fé abundan los basurales a cielo abierto y recién en agosto de 2014 el gobierno tomó cartas en el asunto con la ley 13055 denominada basura cero, se proponen trabajar en las comunas del interior santafesino. En Río Negro también es una preocupación no sólo de ciudades turísticas como Bariloche, el Bolsón sino también en Cipoletti, Roca, Villa Regina, Cinco Saltos y Río Colorado.
Las estadísticas indican que el 19% de las enfermedades provienen de causas ligadas al medio ambiente. En la mayoría de los casos, los afectados se contagian a través del contacto con animales domésticos o roedores infectados o a través de la ingestión de alimentos en mal estado. Entre las enfermedades que aún persisten entre nosotros figuran el dengue y el cólera.
Por ello es importante tomar conciencia de la necesidad de trabajar con los residuos sólidos urbanos. Se debe entender que reciclar basura, es crear trabajo. Una opción de los últimos tiempos ha sido aprovechar la caducidad del actual sistema de recolección de residuos para transferir parte del servicio a microemprendimientos y cooperativas.
Según Cristian Frers, Técnico en gestión ambiental, “la exclusión, el trabajo infantil, la contaminación con riesgo grave para la salud y las bajas expectativas de vida, son algunas de las características evitables en el trabajo del que recoge basura de la calle. El haber llegado a estas condiciones no es sólo la consecuencia inmediata de la creciente desocupación sino también de la ausencia de políticas integradoras y de fomento de formas de producción que apunten al reciclado de residuos, el cuidado y la preservación del ambiente.”
Es debido a esto que se necesita urgente un debate sobre proyectos de reconversión del sistema de recolección de residuos, la inserción de los cartoneros en el trabajo formal y formas de organización, características del trabajo del cirujeo y mejoras en la calidad de vida.
Según los datos de la asociación civil INTERBIOESTRATEGIA los miles y miles de cartoneros que cirujean las calles de todo el país recogen anualmente sólo de papel, diario y cartón aproximadamente 430.000 toneladas, lo que a ellos les representa un ingreso de alrededor de 80 millones de pesos. Puede estimarse que, cuando la totalidad de ese material reciclado llega de distintas formas otra vez al comercio, posee un valor de venta que sextuplica lo que reciben los cartoneros. Es decir que el negocio global que generan los cartoneros asciende a unos 500 millones de pesos por año, sólo teniendo en cuenta los derivados celulósicos.
En resumen, la incorporación de los recolectores callejeros al mercado laboral formal revertiría la situación actual no sólo con los consecuentes beneficios para este sector, sino que fortalecería una incipiente industria, generaría puestos de trabajo y además aportaría el protagonismo de la comunidad en un proyecto común. Según Frers, cara visible de Interbioestrategia, “estas políticas que promuevan el reciclado serían un estímulo a la formación de cooperativas, microemprendimientos o empresas sociales para que se reconozca su lugar dentro del sistema de recolección de residuos. De este modo, el Estado podría reemplazar el esquema de planes trabajar por empleos genuinos, desarrollando emprendimientos productivos que deberán tener, como insumo básico, los materiales recuperados”.
A estas políticas podríamos agregar que distintas localidades ya trabajan en el reciclado, por ejemplo “La Para” (Córdoba) recientemente se puso en marcha un proyecto de tratamiento de residuos sólidos urbanos al igual que en Estación Juárez Célman (Córdoba).
Comentarios
Publicar un comentario