ES POSIBLE RECUPERAR EL BOSQUE ?

Según el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP), un organismo patagonico de investigación, innovación y desarrollo tecnológico que realiza prácticas e investigaciones en relación al uso sustentable y la reforestación del bosque andino patagónico, los bosques del norte de la Patagonia que hoy vemos son producto del fuego.

Desde fines de los años 1800 hasta principios de 1900, los incendios de origen humano a gran escala produjeron cambios en la distribución de la vegetación. La introducción del ganado y las plantaciones forestales también modificaron los suelos e impactaron en los ecosistemas y la disponibilidad de material orgánico combustible, lo cual debido en parte a la política de exclusión del uso del fuego para su manejo, se convierte en un riesgo importante. A nivel ecosistema es este conjunto de características el que la facilita la ocurrencia de los incendios masivos, especialmente en años secos y calurosos, que afectan enormes superficies de difícil recuperación.

Existen experiencias de reforestación arbórea con especies nativas en áreas quemadas que funcionan en base a enfoques pilotos o localizados y con la idea de extenderlas al resto de las zonas comprometidas. No es una tarea fácil considerando las grandes extensiones quemadas, la natural sucesión de especies que “renacen” y la invasión de especies foráneas que se han adaptado a estos ecosistemas.

Los esfuerzos son principalmente dirigidos hacia las áreas de mejor respuesta de regeneración espontánea de especies nativas y a las áreas más vulnerables a la erosión, informan desde la Dirección de Protección Forestal. El mayor inconveniente de este método es que también hay regeneración de pino implantado y el proceso de regeneración del bosque está dominado por las especies exóticas (como la rosa mosqueta en algunos sectores), por lo que los bosques nunca vuelven a ser los mismos. El ecosistema original se degrada a tal punto que, aunque parezca increíble, los fuegos en la montaña afectan incluso a los peces de los ríos que corren abajo.

Tal vez no sea posible ya recuperar el bosque como era antes de la llegada de los humanos y sus animales domésticos, que modificaron a gran escala este paisaje único en el mundo. El cambio climático, que genera eventos más extremos de calor, podría sumar a la ya compleja situación de vulnerabilidad de estos ecosistemas únicos. La ambición de las industrias mineras y forestales y el valor del suelo en localidades que crecen sin proyectos claros, también aportan su cuota de amenaza para estos bosques.

Sin embargo, en la Patagonia, las comunidades se organizan para preservar los paisajes y los recursos naturales con los que se sustentan, con la colaboración de las instituciones científicas y universidades que trabajan para estudiar cómo reforestar y recuperar los bosques quemados. 

La Patagonia sigue unida y en resistencia, defendiendo sus ecosistemas, con su biodiversidad única, sus montañas, bosques y ríos.

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